Esta escuela perteneció al papá de Silvia, y luego ella y su marido se convirtieron en maestros aquí. Aquí también tuvieron a sus hijos, los criaron en la niñez, hasta que entendieron que el pueblo les brindaría más y mejores oportunidades a sus hijos.
No seguros de abandonar el campo, Tito continuó durante años repartiendo su tiempo entre el campo y la casa en Quitilipi. Finalmente también dejó el campo.
Esta escuela también es muy importante para nosotros, ya que significa el primer acercamiento al padrinazgo de la familia. Una tía abuela de Marité, a través del Club de Leones de Vélez Sarsfield - Liniers, se contactó con Silvia, y comenzó con la tarea como madrina. Compartió más de una década con ellos, y luego dejó en herencia el padrinazgo a los padres de Marité.
Cuando Silvia y Tito dejan esta escuela, la hoy EGB 899 que maneja Joselo, era anexo de esta. Las escuelas anexos se constituyen para poblaciones golondrina o que no se mantienen homogéneas en el tiempo. La de Joselo ya dejó de serlo.
Hoy la 483 no tiene padrinos. Sufre de lo que muchas otras escuelas también, cuando los maestros no pertenecen al campo y no desarrollan su vida en torno a la educación rural. En la 483, como en muchas otras, el maestro es del pueblo, y sólo va al campo a cumplir la tarea educacional de 5 horas diarias. Esto resulta una problemática enorme para comunidades que ven en el maestro al primer referente.
Esta visita llena de emoción a Tito y Silvia, y mil historias se esconden detrás de cada árbol, de cada habitación, de cada piedra.
Las compartimos en silencio, y los acompañamos en sus recuerdos.
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